Hello, goodbye (a mi amigo Ignacio)
Hace pocas semanas, en mi viaje al
Caribe, me encontraba buscando un taxi para hacer la visita a las obras en donde
nos encontramos realizando trabajos para uno de nuestros clientes. La curiosa
variedad de modelos, colores y tamaños de este tipo de transportes que
transitan en estas calles es algo que siempre recuerdo con singular simpatía.
En esa oportunidad conseguí hacerme con uno bastante grande y de color azul,
tenía una inscripción en el típico "spanglish" que ponía "Mi
tractor blue", suponía yo que por el basto y colorido diseño de
semejante vehículo, típico de los 60´s. Dentro un joven delgado de carácter
amable me daba la bienvenida de forma efusiva: "Hola" dijo, y me
invito a tomar asiento.
El acabado de interior en madera me
llamó la atención, estaba bien cuidado en comparación al resto del vehículo. Me
senté y acomodé. El suave roce de mis dedos en el pulimentado de la madera me
daba una sensación de tranquilidad, la cual se interrumpía por la charla ávida
de nuestro chófer de turno. El tema del día: la crisis.
¿Qué crisis?, cuestionó el muchacho.
Para él, tal situación no existía y esto se debía a que su forma de vida era el
día a día, lo cual conlleva a la supervivencia, el subsistir diario. Estaba
ante un erudito en la materia. ¿Cuál crisis?
Me relató una serie de anécdotas cada
una más interesante que la otra. No podía creer que a tan temprana edad, una
persona hubiese pasado por tanto y lo más sorprendente aún, que haya
sobrevivido y que me lo contase, no de manera soberbia ni arrogante, sino con
total humildad, como si tales acciones no tuvieran mayor connotación que la
necesaria.
Recapacitaba y me daba cuenta que toda
esa lección de vida que estaba recibiendo hace que las personas estén
preparadas para situaciones extremas y que puedan no sólo sortearlas sino
superarlas de manera creativa, porque a falta de recursos el ingenio toma un
protagonismo importante y a este muchacho le sobraba. Su falta de egoísmo le hacía
difundir todas estas historias, es decir un máster de vida.
Tengo 60 años, me lo repito todos los
días desde que los cumplí. Aún tengo mucho que aprender y mucho que enseñar. Lo
que me ha dado la vida, y que agradezco, es la capacidad de asimilar y de luego
dar. En esta época que denominamos crisis hay personajes que ven esta situación
de forma diferente, no son pesimistas o alarmistas, ni exageran de falso
positivismo, sino que toman la vida como viene y la supera, porque para eso
estamos, para superarnos.
Llegue a mi destino, no sentí el tiempo
pasar, entretenido con la charla solo me quedo recoger mis cosas, acariciar una
vez más los acabados de madera, abrir la puerta y despedirme. Al otro lado, en
la calle, otro cliente esperaba, o mejor dicho otro alumno. Mientras yo decía:
"Adiós", nuestro amigo ya decía: "Hola".
José Tolosa
Presidente
GRUPO MADEPLAX
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